Dos años y un poco más pasaron desde esa noche en que te despedía, en que me instaba a dejarte ir...
Y ahora que te fuiste, que de verdad te fuiste, quiero deshacer todas las palabras, desandar todos estos días y volver a esa noche que tanto dolor me causó.
Porque esas lágrimas no son nada comparado a las que hoy no dejo de llorar.
Esa despedida no fue nada comparada la que no te pude dar.
Ese recuerdo no pesa nada, comparado a este que se hospeda día a día en el nudo de mi garganta.
Ya escribiré las líneas que te perpetúen, las escribiré cuando entienda que de verdad te fuiste, de mí y de todos.
Porque escribirlas confirmará que de verdad te he dejado ir...
Mi niño hermoso, mi mejor poema, mi más improlijo deseo, mi eterno amor.
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