viernes, 8 de mayo de 2009

Y empezé nomás!

Bueno acá van dos:

Una para una amiga
Otra para ...alquien que no está

Ojala pudieran mis palabras
sostener el desencanto, la desilusión, la incertidumbre, la impotencia.
Ojala pudieran arrebatarte los miedos y disolver los recuerdos.
Ojala supieran como llegar a ese rincón a donde
ni el ego más fuerte sabe llegar.

¿Como lograr que las palabras llenen lo que los abrazos no pueden?
No busques respuestas que estén hechas de palabras entonces.
Busca en las batallas ganadas, en los sueños cumplidos, en las utopías
que grandiosamente convertiste en realidades.

Encuéntrate en las fuerzas que le robaste a la vida descaradamente
en los imposibles que se convirtieron en proyectos
que luego fueron sonrisas, afectos, dignidades perdidas y devueltas.
Encuéntrate en el agradecimiento de tantos corazones,
que te avergüenza recibir.

¿Cuánto diste amiga? ¿Cuánto más te llevaste de lo que generaste?
¿Cuánto te supiste llevar?

Busca en ese espejo tu sonrisa de diamante, que ilumina a cuanto rodea
y acompaña con su calidez y entrega.
Róbale un poco de su luz, que en realidad ya te pertenece
y te niegas a acoger.

Esto no es un empezar de nuevo,
es un seguir estrellándote contra las paredes que se levanten en el camino
burlándote de los imposibles
persiguiendo sueños que llenen tu vida y la de los demás
de momentos, desafíos, aprendizajes y porque no moralejas.

Ojala mis palabras pudieran secar un poco tantas lágrimas,
ojalá mi abrazo pudiera llenar el vacío que esto te genera,
pero un espíritu como el tuyo no necesita de ellas.

Alguien que sabe mucho me dijo una vez, que cuando se toca fondo
el único camino es hacia arriba.
Y acá estoy amiga, para acompañarte en la subida.

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